Fragancia de azahar desparramándose desde la plaza de Jerónimo Páez. Rumores de amigos bebiendo gintonics en una terraza. Sonidos de golondrinas acostándose un Martes por la tarde. La torre de la mezquita dorándose al caer el sol contra el azul del cielo cada vez más oscuro. El cambio de hora como anticipo de días largos de verano. Un jersey en la mano toda la noche. Una mirada furtiva. Córdoba rezumando primavera, se enrosca en los recuerdos y te tortura cuando se acerca la semana santa y caes en la cuenta de que otro año la echarás de menos.

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