Harta de no encontrar otra opción, y mientras escuchábamos Sunday Drivers, La Chica Vudú, con entusiasmo, me pidió matrimonio…
«oye… y si nos casamos?»
Por fín podré descansar, acaparar sus ojazos, no tener que esperar a que se despiste para olerle el cuello y dejar de cargarme a sus pretendientes…
…ya no me cabían en el trastero…