Ante todo quiero hacer notar dos cosas: Todo lo que voy a contar ha ocurrido, y aunque le saquemos punta, porque al fin y al cabo, no soy de los que piensan que hemos venido al mundo a sufrir, es algo grave y triste a lo que guardo no obstante mucho respeto.
Ayer, a las ocho y media de la mañana, un chaval, piercing labial y cejal en ristre, pelos engominados buscando el cielo, y dieciocho años mal cumplidos se sienta en la sala de espera de la consulta de ginecología del hospital Reina Sofía de Córdoba. No sabe qué hace allí, pero le han llamado por teléfono y le han dicho que él, ese dia, tiene que estar allí. Y a ti, si te llaman, teniendo todo tu kit operativo, de una consulta de ginecología, vas. Te cagas, y vas.
Y empiezas a pensar en todos los agujeros donde has podido meter la pata, a imaginarte bombos y platillos, padres furibundos y madres desconsoladas, y cómo de grave pudiera ser la cosa para que a uno, que estaba ya de vacaciones, planeando con el Negro y el Rober ir un dia al aquasierra a ver pasear bikininis de colores, lo llamen a la misma puerta de la consulta de ginecología…
Dos horas después y siete uñas menos, una enfermera sale cagada de risa y suelta un «pero padre mio, tu que haces aqui?», y te cuenta que los embarazos no deseados no se comunican así, que eso ya es cosa del padre con el rifle de caza, los geos o su bendita madre… Menos mal que te quitan un peso de encima y tienes mas ganas de vivir la vida que de cortar cabezas y te vas del hospital loco de contento de que aun no tengas que empezar a pensar nombres ni colores de vestiditos…
Otro señor, va al médico porque tiene unos dolores espantosos… pongamos sesenta-y-cinco años con lo que ello implica, una vida entera trabajando para levantar una familia, tus domingos de copa y puro viendo al Madrí en la tele, tus ver crecer a tus niñas desde el sofá del salón… El médico lo reconoce, y determina, línce él, que esos dolores son agujetas. De las que salen después de un partido a muerte contra los colegas del barrio, después de una sesión de sexo cuando hacía meses que no mojabas, o el dia después de apuntarte al gimnasio, pero dolorosas como si tus colegas fuesen Sergio Ramos y Puyol, la sesión de sexo hubiese sido orgía de ocho horas y en el gym te hubieses picado con el puto Rocky Balboa. Bestiales.
El señor, asombrado, no entiende que pueda tener agujetas de tal modo, hace años que su fútbol es más técnico que físico, por así decirlo, pero el médico es el que sabe.
Se va a su casa. Llega a su casa. Palma. Que no de Mallorca, tiene cojones, de agujetas.
Y ahora? Ahora tenemos al médico, a la familia del señor, y a mi, que no nos explicamos como nadie puede morirse de agujetas, con una autopsia para averiguar en qué nos equivocamos y decir, «ostiaaa, pero si esto no eran agujetas!», vamos! no me jodas!
Como puede ser eso? Que pasa con la sanidad en nuestro país? De verdad es para estar orgullosos de ella? Es la que nos merecemos?
Nota: No es el primer post donde hablo de médicos, y se me suelen echar encima. cierto es que no les tengo mucha fé, y que es ventajista tomar dos casos puntuales y hablar de ellos sin nombrar casos exitosos, pero vaya por delante que creo que han estudiado la carrera más difícil de todas y que los respeto al máximo. Otra cosa es que piense que en los pequeños detalles se encuentra el éxito de las grandes cosas, y que algunos se han olvidado de ellos…
En tu país, en mi país, en todo el mundo? Es triste y tan cierto que ni siquiera puedo agregar algo :\
Pues sí…
Por desgracia hoy en día ya sea por los recortes, malas gestión, enchufismo,… parece que la sanidad está perdiendo muchos enteros.
Esperando que sea de utilidad, les paso una guía de los hospitales de España:
directorio hospitales
Muchas gracias!