A nadie le ha pasado? A mi me pasa cada año. Fulano es tu amigo. En algún momento te sientes tan agradecido por su amistad que llegas a decir que Fulano, en caso de necesidad, no tendría que pedir tu brazo, sino que con llegar y cogerlo no estaría más que ejerciendo su divino derecho.
Y alguien, no alguien a quien aprecias como a Fulano, ni en quien confías, pero si alguien que te conoce a ti un poco, o un mucho, que para el caso es lo mismo: te conoce, y sabe en que pata te falta el apoyo para dejar de cojear, te dice: «Cuidado con Fulano».
Y tu, digno, te niegas: De Fulano, tu mediante, nadie hable.
A Fulano mientras, en su casa, se la pela que saques la cara por él. Que le importa una mierda si se cagan en su padre, si a su madre la ponen en una esquina o si su abuelo era vizconde y se mean en su escudo. Si acaso le pitan los oídos, sube el volumen de la tele. Para qué, si no, se inventó el dolby surround?
Fulano empieza a desvelar el pedazo de cabrón que está hecho, y en los foros se comienza a mover el runrún… Y tu consciente de que el rio suena si agua lleva, que ademas la has visto tu correr frente a tus narices y bajo los deditos de tus pies. Pero ya te llena por dentro una mierda que no se sabe hoy para qué la inventaron, en el siglo doce, o quién quiere saber cuando, seguramente unos pedazo de cabrones también que se aprovecharon de ella: Lealtad. De Fulano, tu delante, ni una palabra mas larga que la otra.
Y llega el dia en que Fulano te arranca hasta los pantalones. Y tu te sientes el imbécil más ancho del mundo. Y probablemente lo seas. Y no te queda más que mientras Fulano aún te la está colando, alguien, en pleno éxtasis de autosuficiencia, la suelta: «…Te lo dije»
Y aprietas los dientes, hasta sangrar, y ves a los tuyos mirarte compasivos, que todos lo sabían menos tu, o quizás ni así, que lo sabías, y te creías que tu serías diferente, y ahí, ese apretar, ese rechinar de dientes, es el que duele más que todas las úlceras del mundo.
Fulano, si lo pillases, comería bordillos de aceras, pero nunca lo pillarás. Es de todos bien sabido que la suerte se la guarda Dios a los cabrones, que la justicia divina se agotó con los fariseos, israelitas y el diluvio universal…
Pero tu no te apures. El año que viene, más.
Bueno, yo quiero creer que en algún momento, y en algún lugar, el karma te atrapa.