Levántate y trae más hielo, que el sol aprieta y la cubitera derrama condesación, como en los días grandes, en los que no hay mañana, ni reuniones, ni llamadas, ni sonido del despertador.
Ve a por más cervezas, de las frías, que hay en el congelador, alguna quizás demasiado. Tráete otro abridor, que el ritmo no nos permite compartirlo, que Jose lo usa mientras habla con Natalia, y ella ríe, y no falta nadie, ni sobra nada en esa ecuación.
Abre otra botella de esas, alguien beberá. Prueba de ese plato, antes de que se termine, y mójalo allí, que todo sabe mejor con un poco de salsa, que no somos tan buenos cocineros, pero cualquier cosa la sabemos aliñar.
Que vengan más. Más amigos, más noches locas, más resacas, más viajes, más abrazos, más besos, más reencuentros y más años, que estos cuarenta los hemos gastado ya 🙂