Alguien debería pararlo
Se disculpó y se levantó lentamente, la mirada clavada en ella. No podía ser, después de tanto tiempo. No podía ser, con ese color de pelo, con ese corte, con ese mismo brillar. Se despiden en el semáforo. Tres, cuatro veces. Sonríen cada vez que se vuelve a cerrar… y allí siguen. Sin moverse. Sin …