Empecé a escribir mienteMe con el dolor de una pérdida. Lo alimenté de ellas y lo regué de todo el crapulismo que logré encontrar. Disfruté el malditismo, y ,de camino, encontré a los mejores compañeros para llenar historias que contar. Se me ha gastado el color del pelo, se me ha secado el estómago y echo de menos a más gente que la que espero conocer.

No tengo ganas de escribir. Hace mucho ya.

Dejaré que mienteMe descanse tranquilo. No lo envejeceré más a fuerza de melancolías, obligaciones y escritos apresurados sin fondo ni largura. Se cierra un círculo, con otra pérdida escociendo en el pecho, en Córdoba, donde todo sabe un poco más, dieciséis años después.

Gracias a todos. A los conocidos y a los desconocidos. Y a los conocidos que no consigo identificar. Éste fue un lugar de mentirijillas, de disfraces, de verdades a medias, historias inventadas, personajes irreales, pegos y promesas que jamás pensamos cumplir.

Suerte. Y vida.