Cuando solo estábamos solos
Quien nos iba a decir que no estábamos solos en la inmensidad insondable del universo de tus enormes ojos negros.
Quien nos iba a decir que no estábamos solos en la inmensidad insondable del universo de tus enormes ojos negros.
Mi ratito de mindfullness de los Domingos por la mañana, o como siempre le hemos llamado: la resaca de antes del vermú
Tigre estira las piernas y se reclina en la silla de aluminio. Mira el reloj, y luego al sol, que es pura naranja sanguina. Apoya las manos en los reposabrazos y contiene el aliento. «Bah!» – dice, y abandona las manos de nuevo sobre las rodillas. Busca al camarero y le hace con los dedos …