Año pucelano

Hoy he hablado con Cris, que el otro dia me dejó un mensajito que no pude contestar, y que me cuenta que se va a vivir con su inseparable Pablo, que debe estar flipandolo a niveles máximos, y solo pensar en ellos dos me ha traído una sonrisa bastante ‘boba’, como ellos dicen, y un montón de recuerdos…

Del añito pucelano, quemando kilómetros en autobus para pasar un rato con un puñado de gente estupenda, que hablaba con un acentillo raro y se reía a veces solo con oirme hablar…

De los besos de vaca de Carlos, el Sr. Croqueta, que me acogió en su casa apenas sin conocerme aun a pesar de que le birlé la chica a su buen amigo Mario, con el que sigo teniendo una juerga pendiente. De la Sra. Croqueta, la loca reloca que viene y me toca, siempre a medias de matar a Carlos o comérselo a besos.

De Belén, y su particular visión, que a veces te preguntabas si no vivía un mundo paralelo, sobre todo cuando sin venir a cuento me decía «que guapo estas» para sacarme los colores sin compasión, y derretirme entero a pesar del frio de las noches vallisoletanas.

De los propios Cris y Pablo, de cómo la primera compaginaba su papel de gurú de las gatas con las atenciones a su chico, y de Natalia, la chica por quien hubiese salido a comprar cerezas en pleno diciembre, aunque para ello hubiese tenido que darle la vuelta al mapamundi.

Y de Virginia, de la chica que mi hermano se quería ligar aquella feria, de Paco, su furgo y su cinta de Miguel Bosé a toda leche, de la parejita de Torrelavega, del maldito, y bendito a la vez, finde en Santander, de la camiseta de bacardi-limón y esas chanclas del 48 que aún guardo. Del sifón y del omnipresente calimocho, de las fiestas, de la playa del pisuerga, de los termómetros bajo cero, de aquella habitación, de la estación de autobuses…

…de dónde era ‘Surfis’ y no ‘eMe’…