Floreces
Y de repente, los naranjos, huelen a Córdoba.
Y de repente, los naranjos, huelen a Córdoba.
Eras como el Viernes. Como llegar a la orilla después de nadar hasta que duelen los hombros. Como respirar después de que casi te estallen los pulmones debajo del agua. Eras una cerveza fría después de cruzar el bulevar en verano, el salmorejo de La Bodega tras seis semanas viviendo en Madrid. Eras el olor …
¿Te acuerdas de ese día en que estuvimos a punto de no besarnos y perdernos toda nuestra historia…?
Cada vez tengo más claro que, si inventan la maquina de viajar en el tiempo, se activa con un abrazo.
Nada – dijo. Habremos ganado una anécdota. Y ahí me conquistó.