Nadie lo sabe…

…solo nosotros, que somos unos fieras comiéndonos.

Soy de donde me llaman

Tus piernas desnudas escapándose de un jersey, desparramándose por el sofá. No quiero más patrias ni banderas.

Tierra, sol y cervezas

Fragancia de azahar desparramándose desde la plaza de Jerónimo Páez. Rumores de amigos bebiendo gintonics en una terraza. Sonidos de golondrinas acostándose un Martes por la tarde. La torre de la mezquita dorándose al caer el sol contra el azul del cielo cada vez más oscuro. El cambio de hora como anticipo de días largos de verano. Un jersey en la mano toda la noche. Una mirada furtiva. Córdoba rezumando primavera, se enrosca en los recuerdos y te tortura cuando se acerca la semana santa y caes en la cuenta de que otro año la echarás de menos.

Un beso

De repente llegó la pandemia, las reclusiones, las distancias, los teechodemenos cruzando el mapa vía satélite. Los sofás se hicieron más grandes, las mantas sobraron, las películas se visionaron de principio a fin, sin motivo para abandonarlas… No hubo botones que coser a las camisas, ni braguitas que zurcir, se arruinaron los que vendían condones, se forró el señor satisfier…

Cotizaron los besos al doble que un bitcoin, y nos dimos cuenta que no sirven los que venden online.

Reposo, buena alimentación, cero alcohol…

Gastando más el culo del vaquero que las zapatillas, viendo pasar la primavera desde la ventana, descorchando las botellas buenas que guardaba en casa y nunca gastaba y usando mas el móvil que el coche. Comprobando que como realmente envejece el cuerpo, es con la vida sana que nos recomiendan.

Todo lo que no es vivir, es morir un poquito.