Un beso

De repente llegó la pandemia, las reclusiones, las distancias, los teechodemenos cruzando el mapa vía satélite. Los sofás se hicieron más grandes, las mantas sobraron, las películas se visionaron de principio a fin, sin motivo para abandonarlas… No hubo botones que coser a las camisas, ni braguitas que zurcir, se arruinaron los que vendían condones, se forró el señor satisfier…

Cotizaron los besos al doble que un bitcoin, y nos dimos cuenta que no sirven los que venden online.

Reposo, buena alimentación, cero alcohol…

Gastando más el culo del vaquero que las zapatillas, viendo pasar la primavera desde la ventana, descorchando las botellas buenas que guardaba en casa y nunca gastaba y usando mas el móvil que el coche. Comprobando que como realmente envejece el cuerpo, es con la vida sana que nos recomiendan.

Todo lo que no es vivir, es morir un poquito.

El aliño

Tú, a cualquier cosa, ponle tentación.

Lagunas de Ruidera

El problema del alcohol nunca fue la resaca, aunque sí eres consciente al día siguiente. Tampoco es la desinhibición, el perder el autocontrol y hacer más cosas que quieres de las que debes. El único problema del alcohol es tenerte como pecado más prohibido y levantarte al día siguiente sin apenas regusto de haberlo cometido.

Alimentando incendios

Guardaba un cuaderno, repleto de las reglas que me hacían la persona que debía ser. El hijo de mi padre, el amigo de mi mejor amigo, el yerno perfecto en tu casa. Quien iba a decir que ardería tan bien.