Domingos
Amaneció con una lejana melodía… fuera hacía frío, y era Domingo. Odio los Domingos porque el mundo se acaba. El fin de semana, los planes, todo el universo que arranca un Viernes por la tarde, un coche y una carretera por recorrer, se acaba el Domingo.
Ella habló bajito desde debajo de la manta, y le sonreían los ojos aún a medio vaciar de sueño…
-Buenos días…- dijo. Y pareció que para ella el Domingo no se acababa el mundo.
-Es la misa…-
-cómo…?-
-La música… Es la misa… El vecino ha puesto la misa en la tele…-
Se rió. Y convenimos pecar mientras el alma del vecino se hacía más pura y reclamaba nuestra parcela en el cielo… Y el fin del mundo se volvió dulce gracias a ella.
*M. ha comido hoy merluza con pimientos.
*M. está escuchando la tele de fondo, pero no suena la Santa Misa…
*M. sueña con litros y litros de ginebra.