Vas un día en el coche, llegando a casa de tu colega el fiestero para pasar el fin de semana, con poco interés por el paisaje, deseando llegar, y de repente, en un giro, la ves: ni muy alta, ni muy baja, ni muy delgada, ni muy gorda… pero increíble…
Justo dos segundos, el tiempo que el coche tarda en doblar la rotonda de la bola en Benalmádena, mientras tu amigo, conduciendo, habla de cosas mucho menos trascendentales de lo que cualquiera podría imaginar, y la pierdes de vista.
Y ya siempre que pasas por allí, casualmente, claro, no puedes evitar buscarla en el mismo lugar, o bajando la calle, que igual vive mas arriba… No puedes evitar pararte un par de segundos mas en el ceda, por si justo ahora viene… No puedes evitar darle una vuelta más a la rotonda… y otra…
Casi estas ya a punto de llenar de panfletos el lugar: «Te vi un día, te busco todos»