Demasiados chivatos

palop.jpg¿Cual es la salsa del deporte?. La mayonesa del fútbol, el ketchup del baloncesto, el chimichurri del ciclismo, es la emoción. Un partido de fútbol en diferido, y que te han contado como terminó es una braga náutica. Y lo dice un fanático del fútbol, apasionado de la táctica, observador de los mínims detalles y feroz seguidor de uno de los equipos con menos emoción de la liga. ¿Hay equipo más abocado al 0 – 0 que el Real Madrid? Pues hasta con esas, siempre queda un puntito de emoción.

Cuando veo los resúmenes de partidos ya pasados, sin saber el resultado, si el balón se va lamiendo el poste, yo grito «huuuy!!!» y mi padre contesta: «pero qué haces? si ese partido ya ha acabado y han perdido 2-0!» … ¬¬ Sí. Mi padre es el hombre anti-emoción. Él opina que lo mejor del fútbol es mirar en el teletexto los resultados… Está deseando que terminen los partidos para poder ver la clasificación ordenada. Los partidos aplazados le joden los domingos.

Ésta madrugada ha comenzado el campeonato de Fórmula1. Me gusta, hasta el punto de no perdrme una carrera, pero no a tanto como para levantarme un domingo a las 6 para ver la carrera. Así que al despertar, he hecho firme propósito de no enterarme del resultado de la carrera para no perder la emoción de la carrera, que telecínco da siempre por diferido a la hora habitual. No he saludado a Woper en messenger porque es de los frikis que se levanta a las 4 para no perderse el previo, no he abierto el marca ni el as, habitual página de inicio en mi navegador, no he abierto el lector de feeds, pues muchas veces los titulares son del estilo «Fulanito gana!»: cortos, concisos y a la yugular de la emoción. No he encendido la radio mientras me duchaba, no he mirado siquiera el periódico, en previsión de una portada demasiado esclarecedora, y cuando ha llegado el momento me he parado frente a la tele apagada, con el dedo sobre el botón de encendido del mando… «lo hago o no lo hago?» venga… enciendo…

f1.jpg…Mi dedo ha reaccionado ágil cambiando de canal, pero a la mente no se le escapa una. Me ha formado una imagen mental del un tipo rubio, con gorra y mono rojo levantando los brazos… Lo que mi dedo había visto en el canal anterior y no me quería mostrar (fiel dedo, traicionera mente) Mierda… me cazaron… Para rematar: «Ha ganado Raikkonen»… mi padre ha entrado en el salón detrás mio y no ha dicho ni buenos dias. Ha dicho, «ha ganado Raikkonen» y se ha sentado tan pancho a leer el periódico… Él odia la F1, pero como sabe que a mi me gusta, me informa… ¬¬

Me ha dado por pensar. Prensa escrita, prensa digital, televisión global, radio, móviles, internet, rss, blogs, foros, chats, podcasts… ¿Qué posibilidades tenemos de permanecer desinformados hoy en dia? ¿Hay alguien por ahí que no sepa qué está pasando en el mundo? ¿¿Cómo **** lo hace??

Otro dia hablaremos de esos partidos en que el sonido llega 2 segundos antes de la imagen para chivarte los goles antes de que pasen… Chivatos… vaya asco…

Chinos

noable.jpgLos alemanes vienen a la costa del sol a pasar su vejez, los futbolistas vuelven a sus clubes de origen para colgar las botas, el salmón vuelve al rio donde nació para procrear y morir, y los chinos… los chinos vienen a españa a vivir eternamente.

«Vámonos a españa Chin-Gao, allí dicen que no hay ni un chino muerto!»
– «No lo sé Cho-Chin, pa mi que eso va a ser una leyenda urbana como lo de ricky martin, el perro y la mermelada»

Vienen aqui y montan dos negocios: o un chino [restaurante], o un chino [todo a 100].

«Cho-Chin qué te parece ‘Gran Muralla’ como nombre para nuestro restaurante?»
– «humm creo que está pillado ya eh?»
«No jodas! …vaya…» (…) «Oye y ‘Dragón Rojo’?»
– «también… pillado…»
«Mielda! (…) entonces vamos a montar un todo a 100 que a eso no hay que ponerle nombre…»

Que digo yo, vaya putada que siendo chino, los elementos mas representativos de tu cultura tengan «erres». Parece que alguien lo hizo a posta para mofarse… Glan Mulalla. Dlagón Lojo.

«Qué rico está esto! qué es?»
– «Calne de lata»
«De qué lata?»
– «Calne de lata, de la que cole pol las alcántalillas…»

chino_mandarin_flan__361455.jpgCuando yo era pequeño no había tantos chinos en España, y mi idea de chino era el anagrama de la marca del flan que hacía mi abuela. Recuerdo que cuando empecé a ver chinos, los veía descafeinados. Donde estaban los bigotillos esos? y el gorrito?. Una decepción. Es ridículo, pero no me pasa solo a mi, Edu me contó que la familia americana que acogió a su primo, tras dos dias de verlo en vaqueros, le dijeron que ellos eran una familia muy comprensiva, y que no se cortase en ponerse su traje de torero para estar por casa cuando él quisiera, sin ningún problema.

La mezcla, la integración, el roce con otras culturas nos hace mas sabios. Hay que rozarse con los chinos para ver por qué no se mueren…

Delay…

Últimamente noto algo raro en mi vida… Como andar a pie cambiado…

– Lunes: Juerga, birras, gente… y subidón 😀
– Martes: …hum… resacón…
– Miércoles: Toma de conciencia… y bajonazo… 🙁
– Jueves: La vida sigue… :S
– Viernes: …y sigue 😉
– Sábado: Recargando pilas… (Arrocito criollo, tardes de sofá…)
– Domingo: Cine… ya casi es Lunes… 🙂

¿Me lo parece a mi o mis semanas las hacen con dos dias de retraso? En fin… la vida sigue… :S. Por cierto, el viernes hay arrock con pollo.

Empeñé todo lo bueno

Son las tres de la mañana. Baluarte está vacío. Solo están eMe y Nacho. Nacho, de pie, por dentro de la barra, con un codo apoyado en ella, mira la televisión en silencio. eMe, al otro lado, tiene una cerveza a medio empezar delante. Mira el suelo.

eMe: A veces me pregunto dónde tendré el sentido del ridículo…

Nacho: En el almacén.

eMe: ¿Cómo?

Nacho: En el almacén!. No te acuerdas? Me lo cambiaste por una ronda de cervezas.

eMe lo mira perplejo (o borracho) durante unos segundos (o minutos). Nacho no aparta la vista de la televisión. eMe gira la mirada hacia el aparato también.

eMe: Ah…

Yo fuí un fashion victim

gondomar.jpgOcurrió hace años, y al contrario de otra mucha gente, mi adicción al mundo de la moda no fué algo en lo que me adentrase de manera progresiva y difusa. Casi podría decir la hora exacta y el lugar concreto. Fué por la tarde y en la tienda de Massimo Dutti que antes había en el centro.

Empezamos a llamarla «la guapadependienta», aunque más tarde supimos que su nombre era Bárbara. ¿O no?. Es posible que el nombre sea producto de una asociación de ideas de mi cabeza, pero diría que se llamaba así… Era increíble, y no por su destreza doblando las camisas. Amor a primera visa.

Total, que Pin y yo comenzamos a aficcionarnos a ir a Massimo Dutti una o dos veces por semana, y Bárbara debió apiadarse de nosotros y empezó a darnos conversación entre compra y compra. Es lo que tiene el ridículo, quieras o no, llama la atención. Así, los dias en que no había gente en la tienda, mientras uno de los dos se probaba ropa en el mostrador, el otro podía conversar con Bárbara tratando de no hacerla resbalar con las babas. Obviamente, a partir de un determinado tiempo, hubimos de pactar quién de metía al probador y quién se quedaba fuera. «Que va, ese no te queda muy bien, pruébate estos siete que te he traído», «Ah! no son de tu talla? no te preocupes, enseguida te las busco»

massimo.jpgLlegó un momento en que nos peleábamos hasta por entrar el primero por la puerta para poder jugársela al otro. «Hola Bárbara! Pin quiere probarse ora vez pantalones!, yo creo que se los come eh?». Hasta que un día, que fuimos a comprar una corbata para la boda de la hermana de Pin, «la guapadependienta» había desaparecido… Tal fué el desencanto que ni compramos la corbata. Ese día en Massimo Dutti no hicieron tanta caja como el mes anterior, pero se contentaron con que no tuvieron que fregar esos misteriosos charcos que aparecían día si y día también en la tienda desde hacía un tiempo…

No volvió, y finalmente dejamos de esperarla. Un día en la discoteca de moda, cuando ya estabamos por irnos alguien me agarró del brazo y me dijo «Ésa camisa te la vendí yo». Allí estaban ella, sus ojazos azules, mis rios de babas, y su novio de 2 metros y cuarto, que me echó abajo las platónicas ilusiones, aunque le agradezco que me dejase en su sitio los dientes. Charlé con ella unos minutos y nos despedimos.

Nunca la volví a ver… La moda perdió todo su interés para nosotros… La tienda de Massimo Dutti cerró… Ahora compro en el mercata