La chica de las respuestas inesperadas llevaba callada más de un minuto, lo que en ella, constituía una hazaña tal como aguantar debajo del agua sin respirar cuatro dias seguidos. Laborables. Comenzó siendo genial… Terminaba siendo inquietante…
– Sabes…?
Moría un poco cada vez que se arrancaba así. Me anticipaba un pensamiento suyo que yo debía conocer. Me ofrecía quizás una observación memorable, un momento único, una situación compartida, una complicidad, un…
– Tengo un moco de esos duros en la nariz y cuando respiro, suena un silbido…
(…)
– …Nena… sería capaz de pedirte matrimonio sólo por escuchar la contestación que idearías…
(Ausente… resoplando por la nariz) – hey! lo has oido??
(suspiré… sonreí… miré al vacío… lejos…) – Sí…
– Pues igual yo respondía eso también…