Rodrigo González Salvatierra odiaba trabajar, pero además, quería ser rico. Cuando Rodrigo consiguió ahorrar cinco mil euros, planeó mudarse a aquel lugar donde esos cinco mil euros le valiesen para toda la vida. Se estableció en Mbali, un poblado al sur de Congo con fantásticas vistas al lago. Rodrigo González Salvatierra murió a los sesenta y tres años, fué toda su vida el hombre más rico de Mbali, aunque se la pasó entera echando de menos un retrete con cisterna…
«No hay sueño inalcanzable si sabes a qué renunciar para obtenerlo»
¡Qué GRANDE!
Tanto el post como el tal Rodrigo González Salvatierra 😉
Buenísimo, buenísimo. Me quedaría pensando en eso toda la tarde si no fuera porque tengo que estudiar…
Genial!!! Jejeje, alguna vez pensé en hacer algo parecido, pero supongo que en cualquier lugar en el que podría vivir toda la vida con lo que tengo ahorrado me faltaría una gran serie de superficialidades que son las que más se ven en las fantasías en la que no tengo que volver a trabajar en mi vida :\
Buena vuelta de tuerca, Leo, jejejej…
Venía a decirte que es tan bueno el post que no tengo nada que decir, pero he leído el comentario de Leo… y joer, tiene razón! lo que más mola de no tener que trabajar (y llámame superficial si quieres) es poder cumplir alguna fantasía cara, como pasarme el resto de mi vida viajando y conociendo todos los lagos del mundo (por poner un ejemplo).
Todo lo dicho anteriormente no hace que tu post sea menos bueno, eh?
Sinceramente, éste post lleva dos meses en los borradores de wordpress y muchos años en mi cabeza… me ha costado horrores darle al botón de publicar…
Leo es mi contrapunto siempre en mienteMe, el dia que no comente, cierro.
Valió la pena, porque es un muy buen post… y no sé si soy tu contrapunto, quizás es sólo mi manía de llevar la contra en todo xD
Claro que mereció la pena publicarlo, eMe.
Siempre se ha dicho que «no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita». Creo que esa es la clave de este post. Rodrigo sólo echó en falta un wc con cisterna. Está claro que era rico, muy rico. La pregunta es…. ¿De cuantas cosas de las que nos rodean todos los días seríamos capaces de prescindir? ¿somos ricos o pobres?
Por cierto, conozco una historia verídica parecida. Un exitoso consultor que dejó todo y montó un chiringuito en Bali. Creo que sigue allí con un pareo tumbado en la playa contemplando cada atardecer.
Buen post, eMe.