Como cuando saltas a la piscina pero aún no has caído al agua… o imagina que aún en el aire te preguntas si en verdad habrá agua o te pegarás un carajazo contra las teselas de la piscina… Como cuando mandas un mensaje a una chica para pedirle que os marquéis un cine, y mientras dice «enviando…» en la pantallita del movil, te das cuenta que el plan del cine, a solas, es increíblemente obvio… Cuando cuando en una discusión con tu mejor amigo, de repente dices algo que se pasa de la raya y según lo estás diciendo te dan ganas de alargar el brazo y recoger el aire que lleva impreso esa cagada… Como cuando en medio de una conversación trivial dices «te quiero…» y tras medio segundo lo intentas disimular con un «…llevar a un sitio…» tan evidente como los parches que se le ponían a los pantalones del chandal del colegio… Como cuando pides un beso, y parece que se para el tiempo solo por putear y solo se escucha un silencio cargado de preguntas… Como cuando ella dice «me voy» y tu rápidamente dices «espera!», pero no sabes muy bien por qué debería esperarse… y qué coño le dices ahora…?
(…)
Un minuto antes Jose preguntó: «primo, qué es incertidumbre?» y yo me puse a rallarme mientras él seguía mirando el partido del trofeo carranza…
Uuuuh, vaya dilema :S
¿Sabes? Lo curioso es que todas esas cosas me evocan lo mismo, y no es, para nada, incertidumbre.
Hay varias cosas juntas brillantemente ejemplificadas en lo que cuentas. Inminencia. Expectación. Irreversibilidad.
Pero… ¿incertidumbre?
A veces uno es genio sin querer, no te preocupes 😛