Vuelvo vacío de este finde. El «Luis Quintana Tour» ha sido genial. He conocido una gente genial, de entre todos, hay que destacar a la familia Cuenca de Vélez-Málaga, Antonio tiene una familia impresionante, de veras, unos padres simpatiquísimos, y mas generosos de lo que yo pensaba que podría ser nadie, y dos hermanas increíbles, las dos iguales, puesto que son gemelas. Para el próximo concierto de Antonio Cuenca, eMe se desplaza dónde sea, y si ya es el que tiene pendiente con Quique González… orgasmo!
El finde, como digo, ha estado muy bien. Tardes en la playa, arrastrados por la resaca, noches de concierto, de cañas, de fiesta. Mucha gente buena, mucha gente nueva. La genial compañía de David y Luís. Y de Estefanía, como no, y de sus eternos ojos, que parece que parpadean a camara lenta…
No he tocado un ordenador en todos estos dias, y apenas sí algún móvil. Cañas, música, amigos, playa. Perfecto. ¿Quién quiere un ordenador cuando esos cuatro elementos llenan los dias? Yo, no.
Luego llegan las despedidas, que la última vez fueron por dos años, el viaje de regreso, y la soledad de los domingos de vuelta a casa. Me salvó encontrar a Etringita y charlar un rato con ella, que también tuvo un finde heróico, que me estuvo contando, pero aún así todavia tengo pegado el olor de Málaga, y no me saco de encima las ganas de estar allí. En las zapatillas aún hay arena de la playa, y la piel quemada de la nariz me recuerda esas horas dormitando a pie del mar.
Este post está saliendo medio tristón, pero es que aun estoy cansado, aún echo de menos a los amigos, aún es Lunes… Vamos a ir dejando que avance la semana, que se acerque el finde, y esa posibilidad de ir a Granada.
Para dias como estos pasados, son para los que merece la pena vivir. Sin duda. Vivir no es sano si se trata de vivir.